El hombre al que nadie amó

Enseguida comenzaron a reventar las alertas de CNN y New York Times. Al igual que a muchos otros medios a esa hora, me tocó dar la noticia. Otro tiroteo masivo en una institución educativa de Estados Unidos. Esta vez en Roseburg, Oregon. Christopher Harper Mercer de 26 años, le quitó la vida a 9 estudiantes, hirió a otros 9 y después de ser herido por la policía en un enfrentamiento inicial, se convirtió en la víctima número 19 del suceso en el Umpqua Community College.

Unas horas mas tarde la Casa Blanca se pronunciaba. Barack Obama habló a la nación. La impotencia del mandatario causaba coraje. No porque no haga nada para evitarlo, sino porque no puede hacer demasiado para evitarlo.

Según Mass Shooting Tracker, una organización encargada de llevar las estadísticas de los sucesos en los que mas de 4 personas son víctimas de un ataque armado en un mismo periodo de tiempo, posee cifras reveladoras. Durante lo que va de 2.015 se han registrado 294 tiroteos masivos, dejando mas de un muerto al día, 375 en total y 1.086 heridos.

Obama está en lo cierto cuando dice que este tipo de sucesos se han convertido en una rutina. «No somos el único país en el mundo en el que personas con enfermedades mentales quieren hacerle daño a otras personas. Somos la única nación avanzada del mundo que tiene tiroteos masivos frecuentemente y no tiene leyes de control de armas con sentido común».

Los furibundos defensores de las armas en Estados Unidos, argumentan que aún se necesitan mas, aunque es difícil de justificar cuando en ese país el número de pistolas y fusiles superan a los ciudadanos. Según el Congreso, en el 2.009 tenían 306 millones de habitantes versus 310 millones de armas de fuego en manos de civiles y seis años después la proporción no ha cambiado.

Laurel Harper, la madre de Christopher alardeaba en algunos foros en internet sobre el hecho de tener en su casa 14 pistolas y ametralladoras siempre cargadas. Entre ellas la AK47, el armamento que lleva mas muertos a sus espaldas en conflictos bélicos alrededor del mundo.

Es una paradoja que el padre de una de las víctimas que fue herida en la espalda y que sobrevivió debido a que permaneció en el piso haciéndose la muerta, haya rechazado la visita de Obama a Roseburg, argumentando que el presidente va a politizar la masacre, confesándose como un conservador y defensor del derecho a estar armado. La página de Facebook Stay out of Roseburg, creada para pedirle a Obama que no vaya a la ciudad obtuvo 1.000 likes en un día. Pero la mayoría de los ciudadanos se han mantenido entusiastas ante la visita del mandatario, informaron algunos medios locales.

El problema no radica en el derecho que tienen los ciudadanos a poseer un arma de fuego para la defensa personal y del hogar, sino en el acceso ilimitado a todo tipo de armas por parte de todo tipo de personas. Laurel le informó a las autoridades que realizan la investigación, que su hijo Christopher estaba lidiando con problemas de salud mental. Aún así la madre del victimario no hizo mayor esfuerzo para evitar que su hijo tuviera acceso a las 14 pistolas y ametralladoras que estaban en la casa.

¿Por qué para defender el hogar se necesita un fusil de asalto? ¿Por qué personas con problemas psiquiátricos tienen acceso a comprar un arma con la facilidad que se compra una gorra o una camisa? «Si tenemos leyes que obligan a usar el cinturón de seguridad en los autos para salvar vidas, no tiene sentido carecer de leyes de control de armas para salvar vidas», argumentó Barack Obama en la alocución.

Christopher Harper Mercer, no solo tenía un desequilibro mental. Christopher Harper Mercer era un hombre al que nadie amó.

Mientras conservadores, liberales e independientes se ponen de acuerdo en el mundo entero sobre leyes coherentes de control de armas en Estados Unidos o en el país en el que usted vive, abrace y bese a sus hijos cada vez que pueda. Debe ser una buena estrategia para que haya menos Christophers en el mundo.

@miguelsogbi

Harper puso fin a 9 historias que apenas comenzabas a escribirse y cambió la vida de todos los que aquella tarde estuvieron en Umpqua.

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